LAS DIVERSAS CARAS DE LA GESTIÓN CULTURAL

 (El autor invita a sus lectores a reproducir esta PlayList en modo aleatorio durante la lectura, dando clic sobre la imagen. Es una selección de canciones que subjetivamente cree que aportan al contexto de la lectura.)


 Estoy enloqueciendo. No sé si las horas de la noche avanzan a un ritmo más lento o si los pensamientos avanzan muy rápido. El tiempo es único, invariable. Seguro es el pensamiento. La incertidumbre de no saber nada sobre el futuro, de querer ignorarle por completo; y a la vez la demanda de planear la vida, me llevan nuevamente a las tricotomías. Ya sé que soy "tan solo un hombre y que no tengo mas fuerza que mi brazo, [qué] "me visto y desnudo, no soy más que otro cuerpo"; y que a la vez, "me desvisto y soy luz, [y que si] no existo, nada es". También sé que soy "un efrit en ceniza [y que] es perdición mi apellido". Según la cosmovisión que aún mantengo del Mormonismo, el infierno es mi destino mas cierto, y ser miserable, padeciendo la justa condena de hacer sufrir a una hija de Dios, la única opción. Bendita la terquedad que me persigue y la locura que se esboza en la escritura de estos renglones que rápidamente pueden ser juzgados de pérdida de tiempo; o que al contrario, pueden atrapar en la lectura, a los navegantes que se crucen con este ensayo. Aprendí de García Márquez que las primeras letras de un texto deben ser suficientes para captar nuestra atención. Él citaba a Kafka y el inicio de La Metamorfosis como argumento: "Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño tranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto". Ya se acaba este primer párrafo sin decirle a las lectoras cuál es el asunto que convoca mi escritura. Podrían ser las elecciones del congreso y todo lo que se teje en ellas, además de los debates y matices de la elección presidencial, donde previamente, núcleos de todos los colores e ideologías se miden fuerzas en consultas previas que servirán para negociar a la postre, una porción más grande del poder que se persigue. Podría ser la noche - nuevamente- y el tabaco que fluye de mi pecho. La nimiedad de una existencia hedónica y traviesa que se resiste a recibirme con sus cadenas de seda. Aunque válidas y con mucha tela que cortar, sucumben a un asunto más personal y urgente, a un camino al que muchas voces juzgan de pérdida de tiempo y de energías. La Gestion Cultural, oficio que se sigo por terquedad absoluta y que tal vez, solo tal vez, me siga ayudando a esquivar el largo y eterno suspiro de fentanilo que me tienta en mis horas de melancolía.

Una vez, cuando ni siquiera conocía mi cédula, fui echado por causa de mi anarquía de cuatro casas en menos de tres meses. Nada importaba en ese entonces. Ni siquiera la familia, a la que muchos llaman "el núcleo de la sociedad" e incluso atribuyen, en la concepción de lazos eternos familiares, el fin más preciado que debe perseguir la humanidad: el propósito de Dios para sus hijos más especiales. Hace menos de tres meses, fui desterrado de una casa nuevamente. Al parecer, vivir la vida solamente pensando en lo que viene cada día, es otra forma de anarquía que no tiene cabida entre la gente con pudor. Entre los hipócritas que pueden robar y sacar provecho de nuestra prosperidad prestada sin siquiera sonrojarse. Quedarse impávidos al saber que su casa es el lugar donde los adolescentes fornican por primera vez, y condenar el gemido de otros amantes nocturnos y autónomos. La ley de la cosecha, hará lo suyo con ellas. Traigo a colación el suceso, porque es una persona que se dedica a la gestión cultural. Por azar o necesidad tal vez llegó a este asunto. Echada de la legalidad, se refugió en este espacio de informalidad y rebusque que es la gestión cultural. Por supuesto que hay grandes maestros que alcanzan riquezas y gloria en este mundo, pero la gran mayoría, sobreviven de becas ocasionales y son plácidos en lo que les corresponde. "La libertad, es una hermosa dama que viste de harapos", dijo alguien que no recuerdo, sin embargo, al googlear esta frase, el primer resultado son los poemas en prosa de Baudelaire, y en mi admiración, le atribuiré a él su autoría. La marginalidad y la falta de ingresos, llevaron a esta mujer a robar a sus amigos y a cobrar "daños y perjuicios" donde solo hubo generosidad y apoyo. Queridas gestoras, que nuestra falta de estabilidad no nos lleve a sacar lo peor de nuestro ser.

También conocí hace poco a otros dos jóvenes que se aventuran a producir obras literarias de carácter internacional y que lograron hacer una casa para escritores sin morada. Cuánta admiración por sus mentes y logros. Cuanto agradecimiento por la confianza de depositar en mí, parte de sus anhelos; y cuanta tragedia, la que trajo los azares de abandonar mi amada fundación como parte del costo de aceptarme como soy, y de luego reafirmarlo, abandonando algo en lo que no se tiene la misma visión. Me acostumbre a tomar el timón de los barcos y me cuesta mucho seguir a quienes señalan destinos cercanos o invitan a quedarse en mares conocidos. He fracasado en mis apuestas grandilocuentes, pero creo que solo son fracasos momentáneos, aún creo que es posible establecer una red departamental de talleres de escritura creativa en el Meta y que, las editoriales en está época pueden ser proyectos trascendentes y sostenibles. Volviendo a mis amigos, debo aclarar - si aun no lo notan- que son casos antagónicos. Mientras en uno percibo una dosis de locura que me encanta, perseverando en lo que anhela y sacando de su paso a quienes no lograron estar en su visión; en otro me entristece percibir un desencanto, un aburrimiento, producto del cansancio de verse en soledad, remando por algo que, no compensa todo el esfuerzo dedicado. Preso en cierta prepotencia que tal vez me molesta porque refleja aspectos de mi carácter, se toma a la ligera algo que puede ser hermoso y procrastina la apertura de la magia que otras colaboradoras aún siguen vislumbrando. Queridas gestoras, que no mueran nuestras utopías y que la dureza del camino del gestor, no nos conduzca al desencanto de lo que ayer amamos con pasión.

Al gestor que más creo conocer y al que más puedo juzgar con conocimiento de causa, es al que escribe este ensayo. Un condenado poeta maldito que ha probado las jeringas de sedantes en los manicomios y las pastillas excesivas que nos convierten en muertos vivientes en las organizaciones de beneficencia. Un hombre de contextura delgada que sube la montaña cada noche y en su cama ha logrado disfrutar de poetas con poderes sobrenaturales, es de quien más puedo obtener recomendaciones útiles para otros colegas. De él se que es posible emprender en la cultura aunque se esté pasando por el peor de los momentos. Que siendo tan solo estudiante y padre en estreno, es posible mantener una organización social, a un costo que, es compensado por las semillas que probablemente están entre los participantes de sus proyectos. Esto, no se logra en soledad y los sacrificios deben venir también de quienes nos rodean. Una vida humilde y la entrega de todos los recursos, que tal vez pudieran usarse en comodidades, es lo que demanda un emprendimiento cultural. Hoy mi ex compañera de vida tiene la justa herencia de este primer emprendimiento, y aunque me duela ver que, a mis ojos ha disminuido su esplendor, confío en que seguirá un camino de gloria y hará todavía, mucho bien a esta humanidad "agobiada y doliente", como lo dicen en misa. Queridas gestoras, tengan a su lado a personas que les apoyen y que crean en ustedes. Por amor ciego compensado con placeres húmedos y promesas de eternidades o por lo que sea, cuando alguien emprende a su lado, hay mayores probabilidades de alcanzar el éxito. 

Ese fue mi caso, y no digo que así sea en todos los escenarios, pues está el ejemplo de la Corporación Mixta que impulsa la economía naranja y que en el primer año con un 3% de los recursos que se gestan desde otras manos creadoras y descuentos de impuestos cobrados a terceros, vislumbró ingresos por nueve mil millones de pesos ($9.000.000.000.oo). Si dudan de la falta de equidad colombiana y de la importancia de las políticas para mitigarla o exacerbarla, pueden tomar estos casos como ejemplo. Por asuntos como el anterior, es que refuto la máxima de algunas gestoras, quienes afirman que, administrar cultura es administrar pobreza. Está el caso de la pobrecita Secretaría de Cultura del Meta, que no tiene el dinero para apoyar un encuentro indígena de poesía en su territorio, pero si tiene más de doce mil millones de pesos ($12.000.000.000oo) para despilfarrar en unos pocos días de joropo. La cultura no es pobreza, y aunque su presupuesto desde la nación sea menor que el balance de ganancias de la EPS Sanitas por servicios de salud prestados y primas recibidas desde las arcas estatales, bien utilizado este dinero puede generar enormes beneficios. En Boyacá, durante 2021 la Secretaría de Cultura invirtió menos de ocho mil millones de pesos ($8.000.000.000.oo) en la convocatoria departamental de estímulos, concertación y el Festival Internacional de la Cultura y con ello benefició a centenares de gestores y artistas en todas las áreas. Claro está que, mientras en el Meta la dirección de la cultura está en manos de una economista, en Boyacá es una de "Las Añez" la que lleva los hilos de las artes en este territorio de paisajes hermosos. También quiero contrastar lo que es el Consejo de Editores y Autores Boyacenses (CEAB) con lo que fue la Fiesta del Libro (FILVI) organizada por la alcaldía de Villavicencio. A través del CEAB con un presupuesto que ni siquiera alcanza los trescientos millones de pesos ($300.000.000.oo), se publicaron y distribuyeron obras en todos los géneros, con tirajes de mil ejemplares y becas de diez millones de pesos ($10.000.000.oo) para sus autores; en la FILVI se invirtieron más de quinientos millones de pesos ($500.000.000.oo) y no se publicó una sola nueva obra. El mayor premio, fue de tres millones de pesos ($3.000.000.oo) para dos novelistas y de los diez poemas juveniles que se esperaban premiar con un millón de pesos ($1.000.000.oo), el noventa por ciento (90%) quedó desierto y ese recurso no se distribuyó en otras postulaciones. Celebro la inversión nunca antes vista en el área de literatura por una alcaldía en Villavicencio, pero invito a reflexionar en el impacto que causa cada inversión. Queridas gestoras, debemos verificar que en nuestros territorios los escasos recursos de la cultura se inviertan de forma significativa y que comencemos a exigir desde ya las garantías que nos corresponden.

Comentarios

  1. Gracias por escribir. Buen escrito, seguiré visitando su blog. Buen día.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias por las visitas. Por aquí, siempre bienvenida o bienvenido. Un abrazo.

      Borrar
  2. Gran detalle en sus escritos. Me gusta ese planteamiento filosófico, solo quienes osan de buscar océanos que incomoden el confort son quienes generan un cambio. Saludos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias. Me gusta esa metáfora del océano que incomode el confort. Gracias por el tiempo dedicado a la lectura y el comentario.

      Borrar
  3. Super..me gusta..la profundidad del ser..y sentir .

    ResponderBorrar
  4. Adriana Bella tienes una muy bella forma de conectar los sentimientos y las palabras

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Magdalena, mil gracias por tu tiempo. Sigue conectada y gracias por tu comentario.

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas populares