DE LA RESISTENCIA AL PODER

(El autor invita a sus lectores a reproducir esta PlayList en modo aleatorio durante la lectura, dando clic sobre la imagen. Es una selección de canciones compuestas e interpretadas por mujeres que aporta significativamente al contexto de la lectura.)



He escuchado miles de juicios hacia el movimiento feminista. Yo mismo he sido un juez que mira desde la distancia la lucha que mujeres con pañoletas verdes y pañuelos violetas llevan dando desde hace generaciones. En 2018 tuve mi primer encuentro con ellas. Era un 8 de marzo y en su evento, me colé para decir palabras que resultaron ofensivas a sus oídos. Podría excusarme en que fueron generadas por un discurso que sentí cargado de misandria, y que, al menos generaron en esa noche, - a pesar de la irritación generalizada- un cambio sutil de un discurso de supremacía femenina hacia un discurso de equidad de género. En aquella época no había experimentado la dureza de afrontar los juicios y las consecuencias de ser lo que soy. No había sabido lo que es ser excomulgado de una sociedad "perfecta", cosa que es parte del día a día para estas mujeres, a quienes hoy tengo entre mis afectos. 


Es extraño llegar a un espacio en el cual eres el único hombre. Ser observado con extrañeza y no saber como leer esas miradas. Piensas que hueles mal o que tienes una cucaracha imperceptible en tu frente. De pronto, alguien te sonríe, te saluda con cariño y recuerdas que estás invitado a este espacio plenamente femenino. Te sientes pionero en la inclusión de la masculinidad heterosexual en los escenarios feministas. Pienso que hay quienes contemplan, igual que yo, que esta inclusión es un tránsito que debe darse en las comunidades feministas; y también creo que hay algunas mujeres para quienes la presencia masculina es un error, un desacierto, un caballo de Troya. La verdad sobre sus pensamientos, no la sé. Es posible que, en la cercanía que he tenido poco a poco con el movimiento, mi presencia ya sea algo tolerable. También creo que ese tránsito de inclusión puede generar enormes riesgos para que estos espacios se desenvuelvan con la sinceridad y valentía que observé.

No llegué solo a este espacio. Traje conmigo a una amiga de cabellos rizados y una energía simbiótica que percibí desde la primera vez que la vi. Ya me ha pasado en más de una ocasión. Mi espíritu se ha vuelto sensible hacia las auras de las personas. Puedo intuir una maldad disfrazada en una sonrisa hipócrita y también puedo sentir que hay una luz especial en ese cuerpo que observo por primera vez. Entre las narraciones y aportes más significativos que se dieron en esta noche, estuvo la voz de mi amiga. Más allá de una experiencia de aborto o de violencia, las presiones que sienten las mujeres se dan en el ejercicio simple de hacer el amor. El miedo al embarazo que también sentimos los hombres, no tiene comparación. Al fin y al cabo, tenemos nueve meses de ventaja para huir, negar todo y seguir la vida como si nada hubiera pasado. Luego, como enfermero que realiza asesorías en planificación familiar, vino una reflexión sobre lo que es "normal". Como profesionales de salud asumimos de forma equívoca que la menarquia se da de igual forma en todas las mujeres. Respondemos en nuestras asesorías que la irregularidad del inicio del ciclo menstrual es algo natural, y dejamos a la deriva del sufrimiento a nuestras pacientes, quienes confiando en nuestra sapiencia titulada, se ven obligadas a tomar medidas extremas en soledad, mientras nosotros seguimos en el consultorio, con otro café sobre la mesa y creyendo que hemos hecho un gran trabajo.

Una a una, las mujeres se levantaban de sus sillas y pasaban a una pequeña tarima para abrir sus corazones unas a otras. Este espacio bien podría ser un grupo de literatura. Un lugar para escuchar historias de drama muy bien narradas. Sin embargo, no es ficción, es la vida real. Una vida llena de injusticias y errores, donde hay víctimas condenadas y villanos impunes. Además, el objetivo de estos relatos está muy distante de ser el entretenimiento de la audiencia. En ellos hay reflexiones profundas sobre la naturaleza de la vida y la muerte. Sobre la búsqueda de la felicidad, la identidad y el amor. En sus relatos la tristeza vuela como incienso en el aire del ambiente, cuando se escucha de forma repetida el dolor sufrido; y también se esparce  la amistad y la esperanza -como el tabaco en mi cuarto- cuando hablan de quienes fueron su compañía en estas horas de dolor. Amigas que fueron un oasis en sus desiertos de juicios, cuando en el desconcierto de ignorar sus derechos y presionadas por un mar de creencias misóginas, estaban entre la espada de la condenación eterna de los preceptos divinos y la pared de la condenación mortal de las leyes humanas.

Una de las participantes dijo una frase que me impactó: "Si los hombres quedarán embarazados como nosotras, el aborto sería legal." Yo creo que es verdad. Quienes han escrito la historia, quienes hacen las leyes y deciden el destino de los pueblos, han sido en su mayoría -por no decir totalmente- los hombres. Por esto, ellas también se organizan en un movimiento que les representa políticamente en esta época electoral y que se denomina "Estamos Listas". Que gran nombre para este movimiento político. También, dentro de su discurso citó a la candidata presidencial Francia Márquez, en la frase: "debemos pasar de la resistencia al poder". Argumentó que la resistencia -¡la hermosa resistencia!- es una acción en la que ya llevamos muchos años y que perseverar en ella sin otro propósito nos mantiene en retroceso. Recuerdo que en el Paro Nacional del año pasado, entre la diversidad del grupo que constituimos y denominamos en Sogamoso como la Coordinadora Cívica Popular, gran parte de su declive se dio por causa del debate entre los sectores alternativos, de si debemos o no, pasar del movimiento social a la acción política representativa. El grito de "Estamos Listas" seguirá escuchándose con estrépito ahora y siempre. ¿Tendrá eco entre la sociedad?

Comentarios

  1. Felicitaciones. Todas estamos listas y avanzamos en búsqueda del poder de todas las personas: mujeres, hombres y demás.

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    1. Claro que sí. No se trata de cambiar de un totalitarismo a otro. Es un asunto de equidad.

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  2. Comparto esta visión. Y es un derecho de la Mujer!

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    1. Así es Elizabeth. Todo lo que permita mejores posibilidades para ejercitar nuestro albedrío, es progreso.

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